Los petroglifos de Pusharo

Algunas expediciones de carácter científico

Uno de los primeros arqueólogos que visitó Pusharo fue el Peruano Federico Kauffmann Doig en 1970 que publicó poco después una fotografía acompañada de un corto pasaje en su libro titulado "Manual de la Arqueología Peruana"Federico Kauffmann Doig, "Manual de la Arqueología Peruana”, pp. 57-58 y de un bosquejo parcial de la primera pared.


De la izquierda a la derecha: Nicole y Herbert Cartagena y Thierry Jamin. (Foto: Thierry Jamin, julio de 2004)
De la izquierda a la derecha: Nicole y Herbert Cartagena y Thierry Jamin. (Foto: Thierry Jamin, julio de 2004)

Nicole y Herbert Cartagena, que descubrieron Mameria en 1979, permanecieron varias semanas en el sitio de Pusharo, a finales de los años 70, descubriendo al paso la existencia de una segunda pared recubierta de glifos. Se les debe el primer estudio serio de los petroglifos.

Algunos años más tarde, entre 1980 y 1981, se organizó hasta Pusharo una expedición bajo los auspicios del Centro de Estudio e Investigación Ligabue, dirigido por el arqueólogo veneciano Giancarlo Ligabue. Conocía ya, parece, lo que Kauffmann Doig y los Cartagena habían realizado en el lugar antes que él, pero el equipo italiano nunca parece haber tenido en cuenta los resultados de sus antecesores.

El mismo año, en 1981, el Alemán Hans Ferstl realizó sus investigaciones antropológicas sobre los Machiguengas compilando la información acerca de sus mitos y de su relación con los famosos petroglifos.

En 1996, una estudiante en antropología en la Universidad San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), Patricia Vega Centeno, recibió una ayuda financiera de la organización no gubernamental Pro-Naturaleza para efectuar un estudio detallado sobre los petroglifos de Pusharo y de Q’eros, en el marco de su formación universitaria. A pesar de numerosos errores descriptivos y análisis incompletos, tuvo el mérito de elaborar el primer trabajo verdaderamente "científico" sobre los petroglifos de Pusharo, realizando bosquejos de figuras ya conocidas por medio de la técnica del frotamiento.

El puesto de Acjanaco, marcando la entrada en el Parque Nacional del Manú por el sur. Abajo, a la izquierda, las banderas peruana y europea recuerdan la cooperación euro-peruana a favor del parque. (Foto: Thierry Jamin, marzo de 2007)
El puesto de Acjanaco, marcando la entrada en el Parque Nacional del Manú por el sur. Abajo, a la izquierda, las banderas peruana y europea recuerdan la cooperación euro-peruana a favor del parque. (Foto: Thierry Jamin, marzo de 2007)

En 1999, el plan COPESCO de Cusco, respaldado por la organización Pro Manu y por una financiación de la Unión Europea, cumplió una prospección en la zona de Pusharo, con el fin de incluir el sitio en un circuito turístico acondicionado por los Machiguengas de la comunidad de Palotoa-Teparo. El material obtenido por esta institución parapública, que tomaba como base un registro fotográfico de la pared principal, permitió elaborar el primer mapa digital de los grabados conocidos en la época. Pero éste seguía siendo aún largamente incompleto.

Del extenso material documental realizado por los investigadores particulares o por las instituciones nacionales y extranjeras, en forma de rollos fotográficos o calcos acerca de los petroglifos de Pusharo, sólo una insignificante parte ya fue objeto de una publicación, a través de artículos o de libros científicos. Sólo es en agosto del 2005, por ejemplo, con motivo de una de nuestras campañas de investigaciones en el sector de Pusharo, cuando la famosa revista National GeographicVer Thierry Jamin, "Les aventuriers de la cité perdue", in "National Geographic", Especial "L’Or des Incas"., dedicó por primera vez un largo artículo a los petroglifos.

A nivel peruano, sólo son accesibles en biblioteca, procedentes de las instituciones gubernamentales (SERNANP) o privadas (Pro Naturaleza) los resultados de los estudios de Patricia Vega Centeno y de COPESCO. El SERNANP, que autorizó en distintas circunstancias el acceso a la zona de Pusharo a camarógrafos, escritores o antropólogos, no cuenta sino pocas copias de informes relativos a las visitas y a los resultados publicados en lo que se refiere a los trabajos realizados insitu... incluso los nuestros!

 

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